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miércoles, 3 de marzo de 2010

En un país como Venezuela

En un país como Venezuela resulta muy difícil hablar del Juego de Garrote. Esto no es extraño si tomamos en cuenta el nivel de sub. estimación de lo propio, de sub. desarrollo y la falta casi total de referentes nacionales. Además, nada peor en este contexto que ser profeta en la propia tierra.


Por otra parte, pero no en otro sentido, se presenta la dificultad de la propia profundidad del juego de garrote. Auque sea paradójico, son la propia belleza, refinamiento y profundidad del juego los que en buena medida actúan en su contra. Esto se explica simplemente al reconocer, que el juego de palos carece de todos los elementos que nuestra sociedad privilegia. Es decir, para jugar palo no se necesita ser hermoso ni tener un físico atlético, tan solo es necesario ser. Esto debido al hecho de que sin importar etiqueta alguna cuando se es atacado es en serio y toca que defenderse. Se juega con palos de maderas especiales, tratadas con procesos que las hacen muy contundentes, verdaderas armas en algunos casos y, como sabemos, las armas igualan a los oponentes. Tampoco están en el juego otros elementos que lo harían atractivo en esta sociedad, como uniforme, competencias, trofeos y terceros lugares. Es simplemente el juego, la vivencia.


Pero si acaso pudiéramos ver más allá y leer entre líneas, encontraríamos en el juego de garrote una fuente, tal vez inagotable, de las cosas que realmente necesita nuestro ser

Y sin embargo faltan; auto estima, desarrollo, referentes…son algunas de estas cosas.

Auto estima porque el juego de palos no es tan juego, y mucho menos cuando se hace con machetes o cuchillos. El nivel de intensidad, el vigor, la fuerza de dos seres esgrimiendo armas con el firme propósito de defenderse del contrario, genera momentum, porque es el ser defendiéndose a través del cuerpo. Pensamos pues, que esta férrea voluntad de defenderse con el cuerpo como único mediador, genera auto confianza-autoestima.


Desarrollo porque entender el juego de palos es entender su contexto histórico, es decir, desde nuestra independencia hasta hoy. Esta perspectiva histórica nos ayuda a comprender mejor nuestro presente. También hay que tomar en cuenta, que la grima que se siente ante el filo del machete y la anticipación del dolor que impone el garrote, hace que nos situemos en el aquí y ahora, única y verdadera morada del ser. Se deduce que de la combinación, perspectiva histórica-aquí y ahora, podría saberse entonces donde estoy y a partir de allí a donde quiero llegar (si es que hay que llegar a alguna parte) lo que en nuestra opinión implica desarrollo.


Referentes porque el momento del juego, de la riña, evoca reminiscencias ancestrales. El cuerpo se alza, se agacha, se cimbra y hace todo lo que es necesario para defenderse, acaso como lo hicieron nuestros antepasados en las batallas. Lo maravilloso se produce cuando sentimos y entendemos (tomamos conciencia) de que nuestros cuerpos ejecutan movimientos antiguos, filtrados y depurados por años de guerra hasta que solo quedaron los mas eficientes. Son esos movimientos los que sin palabras nos dan referentes vivos, vivos porque cobran vida en nuestros cuerpos. José Leonardo y Negro Primero, Guaicaipuro y Bolívar, la negra Nicolaza (que jugaba armas) y Florentino…Clarencio Flores y Mercedes Pérez.


Si acaso pudiéramos ver todas estas cosas y leer entre líneas veríamos otras, o más bien escucharíamos viejas palabras como cuerpo, defenso, limpio, quite, desnudo, defensa…y sus posibles combinaciones : cuerpo defenso, quite en limpio…entenderíamos que hay un eje semántico que tiene que ver con la defensa y salva guarda de la propia integridad en condiciones de desventaja, de resistencia, puesto nuestro único y definitivo recurso es el cuerpo “el juego es uno solo porque los palos van pal cuerpo y el cuerpo es uno solo”. Esta situación de guerra, resistencia y escasez de recursos (cuerpo-palo) fueron generadoras de un sistema, el cual como todo sistema, comienza a generar relaciones solidarias que a su vez generan nuevas relaciones. Es así como un movimiento de bloqueo a un garrotazo diagonal descendente dirigido al cuello se convierte en una “tapa chorria” y el propio ataque en un “pezcuecero”. Generadores de acción y reacción, de ataque y defensa, de pregunta y respuesta, de dialogo. Dialogo que se expresa a través del cuerpo, cuerpo que genera una estéticaestética de la sobre vivencia, de la resistencia.


Si a caso pudiéramos ver y sentir todas estas cosas, veríamos y sentiríamos que esta estética, estas palabras, este cuerpo, expresan conceptos filosóficos. A través de ellos es posible acceder a la vivencia de unidad. Unidad interior, unidad con el otro y con los otros, ya que no reconocerse ni reconocerlos es ir ciegos al combate. Es de cierta forma una experiencia mística que algunos llaman sagrada; es venezolana, es nuestra.


Será por todas estas cosas y otras, que algunos de entre nosotros llaman al patio de juego, su iglesia.


DANIEL PERALES

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