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viernes, 1 de agosto de 2008

LAS ENSEÑANZAS DEL MAESTRO MERCEDES

Mérida, 30 de Septiembre del 2003
A Mercedes Pérez


Hoy recibí la noticia, Mercedes murió anoche a la una de la madrugada. No puedo decir que estoy triste, ya que el viejo estaba muy deteriorado y lo mejor era que descansara. Sin embargo, siento ese vacío maluco de su partida.

Hace tiempo que deseo escribir las cosas que me enseñó el viejo a través del garrote y parece que hoy es el momento. Como homenaje póstumo a su memoria hemos jugado aquí en Mérida, se jugó en Caracas y en Barquisimeto.

Malicia: el viejo insistía siempre en lo que él llamaba malicia; que básicamente se trata de estar alerta, no dar nada por descartado y estar listo para cualquier cosa, en cualquier momento y proveniente de cualquier persona. Como ejemplos: Al encontrarse con una persona, al verla venir, aunque sea el hermano de uno, uno debe tener consciencia de que no sabe como se encuentra, si está borracho u ofuscado, si no lo reconoce a uno. Se debe estar siempre pendiente de lo que esta persona pudiera hacer.

Como ejemplo siempre echaba el cuento del Curarigueño, “el hombre que estando en un chinchorro y se enteró por un caminante que en el caserío vecino, donde había una fiesta ese día se armó un brollo y (como tenía familia allá) se va a ver que es lo que ocurre, y se lleva el garrote con intención de usarlo. Cuando va por el camino ve a lo lejos un hombre que viene y en lo que se va acercando, se distingue que trae un garrote en la mano. El que va empieza a especular sobre el que viene; piensa que viene del brollo y que seguramente echo palo, tal vez jodió a algún familiar. Decide entonces darle una sorpresa al tipo y descargarle un palo al cruzarse en el camino.

En efecto, al pasar por un lado le suelta una atravesao al tipo, que para su sorpresa estaba como esperando el ataque, se quitó elegantemente el palo con una tapa y exclamó: “!A mundo mi Curarigua!”, el agresor quedó estupefacto, el curarigueño se quedó tranquilo y ambos continúan su camino .Al preguntarle de nuevo al hombre porqué no le echo el otro palo, el hombre exclama: “!No joda, si no le pegué el primero que fue sin aviso, si le echo el otro me jode!”.

Este cuento nos introduce a otro principio: El juego es para defenderse, no para agredir. Sólo se le da un palo alguien si es estrictamente necesario; evitarlo lo más posible. Esto también implica el hecho de no molestarse con nadie, en el caso por ejemplo de que lo insulten o intenten provocaciones, incluso en el caso de agresión física, no tomarlo personal, no molestarse, sólo hacer lo necesario para evitar la agresión que eventualmente podría incluir darle un palo al agresor.

Así la actitud del jugador es de alerta permanente, pero de profundo respeto y amor por todos los demás. En el caso del juego entre conocidos o amigos, este principio consiste en no ponerse bravo con el oponente sino que cada palo que nos llegue será el que nos indique que hay que mejorar, por supuesto que esto es un trabajo permanente, algunas veces alguien o uno mismo se molesta y toma venganza, esto se nota y es un error en el cual debe trabajarse.

Claro que el hecho de que los palos lleguen, aumenta la intensidad del juego, pero si esto ocurre libre de ira y de competencia permite crecer a ambos jugadores. Si se da cabida a la venganza, el juego degenera en lucha por el poder y en trampas y trucos con el fin de golpear al contrincante, alejándose de los principios previamente presentados.

El hecho de que en el juego la intención no es golpear al contrincante sino defenderse, plantea el problema de que el ataque será sin intención, que no vaya el cuerpo o que vaya telegrafiado.

En este caso, se cae en el engaño, uno no puede defenderse de un ataque que no es tal, que no va dirigido al cuerpo con la rapidez y la intención de llegar, éste es un peligro con el que se lucha constantemente en el patio de juego y que plantea otro principio:
Por respeto al compañero, el palo debe ir al cuerpo con la rapidez que permita el nivel del juego, y el compañero tiene el deber de defenderse; si el palo le llega al cuerpo es su culpa e indica que debe trabajar más.

Así a la hora del juego existen unos principios, una técnica. La intención no es agredir al contrincante, sino defenderse. Pero es necesario el ataque real para que la defensa sea real, además que parte de la defensa implica el ataque.

Siempre debe evitarse el molestarse, el que recibe un golpe es su culpa por no defenderse y a fin de cuentas el palo es el que dice quien se quita y quien no; el asunto se despersonaliza. Un último detalle es que el hecho de hacer real el ataque, lo hace desinteresado, evitándose la maña, el engaño y la truculencia, y prefiriendo el ataque limpio, contundente, franco.

Este compromiso ético plantea la necesidad del otro, los jugadores no entrenan solos, desde el principio, las primeras clases, los ejercicios son en pareja, el hecho de plantear movimientos solos no tiene sentido, por bonitos o bien ejecutados que estén. Gran parte del trabajo consiste en descifrar al otro, en el fondo aunque no se diga explícitamente se trata de lograr una conexión.

Por esto la importancia de tener la mirada puesta siempre en los ojos del oponente. La “vista” que es la capacidad de ver el ataque desde su arranque, lo que permite salidas (acciones defensivas) más seguras y efectivas; tiene mucho que ver con esa conexión que permite descifrar las acciones del contrario. De esta forma, el aprendizaje del garrote supera ampliamente la obtención de destreza, habilidades y condiciones físicas para algunos movimientos, que no dejan de ser necesarias, y se llega a una disciplina de la mente y del carácter que permite mantener el dominio de la mente y el cuerpo, además de generar vínculos y conexiones con el entorno y con los que te rodean, sin rencor, sin venganza, y realizando las acciones necesarias.

Retomando el principio de que el golpe es el que te indica el error, que es culpa del que se defiende e indica la necesidad de trabajo, el aprendizaje y juego del garrote no acepta ningún tipo de protección física (guantes, rodilleras, gorro, palos forrados con gomas, etc.) toda la defensa debe se ejecutada moviendo el cuerpo desprotegido del lugar donde va el ataque. De esta forma, en caso de error el palo produce el dolor que sirve como incentivo para aumentar la rapidez y la precisión de las salidas, mejoramiento de la vista, además del trabajo de manejar el dolor sin molestarse.

Esto genera un rápido avance por parte de los jugadores cuya única forma de evitar el golpe es mejorar. El uso de protección mitiga el efecto del golpe, lo cual impide la actividad de todos los procesos físicos y psíquicos que van conformando al jugador.
Otra característica importante es que el juego es un sistema abierto, cuyo objeto es la defensa personal, así, si bien existe un sistema de movimientos, salidas, ataques, una jerga y toda una carga tradicional, no existen normas rígidas de lo que es el juego de garrote.

Incluso dependiendo del nivel de los jugadores hay cantidad de golpes con la mano sin garrote, patadas, pulla a los ojos, caías, desarmes, defensa sin garrote, uso de cuchillo ó machete, de forma que el juego es lo que permite que sean sus participantes y sus capacidades o limitaciones. No hay limitaciones externas, como tiempo de duración, ganadores, puntos, perdedores, rangos, por lo que podríamos decir que está lejos de ser un deporte y mantiene las características de “Juego Infinito” (James P. Carse).

Para concluir podemos resumir los principios del garrote en los siguientes:
1. Se debe estar en un estado de alerta permanente, (Malicia)
2. El Juego es para defenderse, no para agredir.
3. Nunca molestarse, no tomar nada de manera personal.
4. Jugar sin protección, la defensa es con el cuerpo.
5. El palo es el que dice quien se defiende. El golpe es culpa del que no se defendió
6. El juego siempre es con el otro.
7. El Juego es abierto, no hay reglas rígidas.

Estos principios aunque fueron inculcados en el marco del la enseñanza del garrote, de manera implícita se extienden a todos los ámbitos de la vida, conformando una filosofía, una ética y al final en una manera de entender el mundo y de vivir que constituye los principales aportes del garrote al mejoramiento y transformación de la vida de los garroteros.

Por Abel Pérez.

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