…de cuando en vez camino por las calles de la ciudad acompañado de un bastón; realizado típicamente de vera, lleva tallado un pensamiento de Simón Bolívar que dice: “Olvidad lo que sepáis de los días de dolor, y que su recuerdo lo borre el silencio”. Esa frase yace en ese bastón como una interrogante tomada de mi mano; pasea por avenidas y calles, se detiene en panaderías, se sube en el metro, tropieza con piedras y torpes pies que se desparraman por la hora pico de la ciudad; a veces pasa desapercibido y otras es objeto de curiosas miradas que lo detallan con miedo, con respeto y otras tantas con desprecio.
Ese bastón impregna mi ser de una energía revelada, para mí es historia e identidad, es tradición que juega renovadoramente con lo habitual del día, presentándose allí, seguro pero cauteloso, vale para evocar en mi cuerpo historias olvidadas o quizás nunca contadas, formas de pensar que no se parecen a las que usualmente un hombre de ciudad está acostumbrado a esgrimir. Muleta o apoyo de un cuerpo que aun guarda fuerzas para correr, gritar y reñir, pero que está consciente de que el tiempo las agota y que solo queda la picardía de la practica y el conocimiento de los años.
Palo, guía para una mirada franca a los ojos de cualquier hombre o mujer que se pose frente a ellos…
Roberto Santaella
Abril 2009
martes, 14 de abril de 2009
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